El reconocido abogado y ex consejero de la Magistratura aporta su mirada para Será Justicia sobre el cambio de doctrina que sostiene el Gobierno Nacional.
(Por Alejandro Fargosi) El caso Chocobar renovó una discusión que solo en Argentina es un dilema: creer a la policía o a los delincuentes.
Recordemos dos premisas clave: todos tenemos el derecho a que se presuma nuestra inocencia y esto incluye a la policía. Además, todo el obrar estatal se presume legítimo salvo que se pruebe lo contrario y esto abarca desde los decretos presidenciales hasta las órdenes verbales de un policía dirigiendo el tránsito.
Son obviedades que no merecen comentarios en ningún país y aquí generan hasta peleas, porque algunos sectores ideologizados presumen que el obrar policial es ilegítimo. No lo dicen, pero es así.
Llegamos a la locura sublime de una jueza que ordenó a la policía enfrentar inerme de toda arma, incluyendo las no letales, una manifestación ultraviolenta que hirió gravemente a varios agentes y pulverizó una plaza entera.
Escuchando a esos ideólogos, estaban prohibidas las pistolas eléctricas, lo que obligaba a la policía a usar armas letales, en vez de disuasores molestos pero no mortales.
La Ministro Patricia Bullrich planteó un cambio de paradigma que proteja a nuestra policía de nosotros mismos, porque las fuerzas de seguridad están precisamente para darnos seguridad, lo que implica enfrentar cotidianamente a violentos que desprecian todas las vidas: la propia, la nuestra y sobre todo la policial. En esa dolorosa pero inevitable lucha, la policía debe actuar dentro de los carriles usuales en todo el mundo, priorizando el sentido común y la vida humana hasta donde sea posible. Ni más, ni menos.
Se la bautizó “doctrina Bullrich”, pero sin quitarle ninguno de sus muchos méritos a la Ministro, es en realidad la “doctrina mundo”, porque rige en todos lados, salvo en Argentina.
Podemos escribir libros sobre esto, pero sería estéril: el sentido común es irreemplazable. La humildad también, porque en el caso Chocobar vimos cientos de exsubmarinistas y por estos días peritos médicos, que se dedicaron a pontificar sobre situaciones de violencia física que tienen reglas específicas y hasta desmenuzaron un video donde a simple vista no se percibe casi nada, que debe ser completado y peritado. Sin relatos, con ciencia, no con ideología.
El drama de inseguridad es mucho más serio que la mayoría de nuestros problemas, porque implica muertes y secuelas permanentes. Debe ser solucionado sin prejuicios que para peor, son exportados por países que no los aplican en ellos mismos.
Terminemos con maniqueísmos insensatos, propios de un nefasto Gramsci que en la Argentina es un oculto best-seller.