Los exfuncionarios del kirchnerismo están acusados del delito de defraudación contra la administración pública por la compra de trenes a España y Portugal.
Esta tarde se conocerá el veredicto del juicio oral y público en el que el exministro de Planificación, Julio De Vido, y el exsecretario de Transporte, Ricardo Jaime, están acusados por el delito de defraudación contra la administración pública por la compra de trenes a España y Portugal.
En la audiencia que empezará a las 13.30, el Tribunal Oral Federal 6 dará la oportunidad a que alguno de los imputados, en los cuatro casos de corrupción que se enjuiciaron, puedan decir sus “últimas palabras” antes del veredicto.
Esta semana, Jaime tuvo la posibilidad de hablar ante los jueces vía Zoom, desde la cárcel de Ezeiza donde está detenido, pero se negó a hablar de manera remota: había pedido hacerlo de forma presencial en el edificio de Comodoro Py: los jueces se lo negaron y entonces Jaime no habló.
Por su parte, De Vido sí lo hizo ante los jueces y dijo sus “últimas palabras”: defendió políticamente la compra de los trenes europeos que debían ser reparados en Argentina para poner en marcha los talleres ferroviarios que habían quedado parados por la crisis del 2001.
En noviembre pasado la fiscal del juicio Gabriela Baigún había pedido penas de cuatro años de prisión para De Vido. Por ese caso de corrupción y por otros tres más por los que fue juzgado desde 2019 la fiscal había solicitado una pena de ocho años de prisión para Jaime, exsecretario de Estado entre 2003 y 2009.
La fiscal había considerado que Jaime debía ser condenado a esa pena porque fue responsable en la investigación por su enriquecimiento ilícito y en otros casos de corrupción. En una de sus últimas intervenciones en el juicio la fiscal sostuvo que dos de los casos estaban prescriptos. En el caso de la compra de trenes a Jaime también se lo acusa de haber cobrado coimas.
Hoy termina el juicio que comenzó en 2019. Se sabrá si los imputados serán condenados o absueltos. El caso por enriquecimiento ilícito comenzó en 2008 cuando Jaime era un secretario de Estado con poder y tenía el respaldo de su amigo Néstor Kirchner. Hoy Jaime está preso y tiene dos condenas confirmadas y una sin confirmar por casos de corrupción. La última es por la Tragedia de Once.
