En el informe preliminar se detalla que no se advirtieron signos de violencia en el cuerpo. Su marido, Silvio Eduardo Espíndola, sigue detenido y será indagado en las próximas horas.
Elizabeth Julia Di Legge, la enfermera de 47 años que encontraron muerta ayer en su casa de la localidad bonaerense de González Catán, murió a raíz de una “depresión respiratoria” y “no presentaba lesiones visibles” según se confirmó mediante la autopsia. Además, se reveló que en la escena se secuestraron varias ampollas de distintos analgésicos, ansiolíticos y opioides, como el fentanilo.
Si bien el informe estableció la causa de muerte de la víctima, aún restan los estudios complementarios sobre el pool de vísceras que servirán para conocer si alguna de las sustancias encontradas en esas ampollas también estaban en el cuerpo de la enfermera. De ser así, los investigadores tendrán después que determinar si la mujer se inyectó por sus propios medios o hubo participación de un tercero.
Di Legge había sido encontrada muerta ayer en un galpón de su casa, ubicada en las calles Larre y Conde, de dicha localidad del partido de La Matanza. La enfermera, que trabajaba en el Hospital Churruca, convivía allí con sus tres hijos y su pareja, Silvio Eduardo Espíndola, quien quedó aprehendido tras el hallazgo del cuerpo.
La desaparición de la mujer había sido denunciada el sábado por su propia pareja, que también trabaja como enfermero en el mismo centro médico de Parque Patricios, y esto derivó este lunes al mediodía en una inspección en la casa con un perro rastreador.
En tanto, el único acusado del hecho, su marido Silvio Espíndola, será indagado en el transcurso de esta jornada por el fiscal Federico Medone, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) especializada en Homicidios de La Matanza.
Un antecedente de violencia domestica
Un estudio psicológico que se le realizó a la enfermera el 21 de julio pasado publicado por Infobae, relata que Di Legge fue a pedir ayuda a la Red de Asistencia de la Secretaría de la Mujer del municipio en el que vivía, porque “no podía tomar la decisión de separarse”.
A través del espacio de género que existe en el Hospital Churruca, donde trabajaba junto a Espíndola, Di Legge “pudo identificar las violencias psicológicas que refiere atravesar (física, sexual, psicológica y simbólica)” relata el informe. Los profesionales que la asistieron mencionaron que el marido ejercía “violencia por motivos de género de diversa índole, desde hace ya varios años” y que, juntos, tenían “tres hijos, de 10, 16 y 20 años”.
Según señala el el análisis de los agentes de la Red de Asistencia de La Matanza: “Está en tratamiento psiquiátrico y psicológico en el Hospital Churruca, que es donde trabaja. Manifiesta deseos suicidas. Por lo relatado, se evidencia que los profesionales que la tratan no estarían haciendo intervenciones adecuadas, por lo cual ella no se siente cómoda, escuchada o acompañada”.
Ante este panorama, los trabajadores municipales le sugirieron “hablar con el espacio de género de su trabajo” para que le asignen nuevos especialistas para su caso y le dieron el contacto de la red de psicólogos feministas, para averiguar si alguno atiende por su obra social. Además se dispuso que dentro de 15 días la llamaran para hacer un seguimiento de su situación, lo cual debía ocurrir el próximo 4 de agosto.