Estamos en un momento de la no opinión. Tenemos que pensar todo mil veces para luego finalmente llamarnos a silencio. Hace mucho tiempo que no se ve tanta autocensura en las personas. Especialmente en el periodismo.
Hace mucho tiempo no se ve este nivel de cancelación y hostigamiento en los medios, ni tampoco desde el poder político. Estamos atravesados por los carpetazos y los insultos en redes desde todos los colores políticos.
Hablar con prudencia, solidez y respeto es la piedra fundamental del derecho y el acceso a la información. Los que ocupan hoy en día las voces de los medios se dividen entre los indignados, los que dudan y los que directamente se llaman a silencio y se autocensuran.
La línea editorial de un medio o un periodista está más pendiente del recorte que puedan hacerle y de la cancelación en redes que del intercambio sano que se puede dar con la audiencia.
Esto no está bien. El periodismo es inquietar, preguntar, incomodar y no ser complaciente. Si todos nos llamamos al silencio y no crece el debate: chau democracia.