Ana Karolina Fernández, que el 4 de septiembre murió tras caer en el hueco del ascensor desde un piso 14 en un edificio de Retiro, tenía 1.8 gramos de alcohol en sangre y la puerta del elevador tenía una falla.
Peritajes recientes en la investigación de la muerte de la estudiante brasileña, Ana Karolina Fernández, determinaron que su muerte pudo haber sido por una combinación trágica entre una falla del ascensor y exceso de alcohol.
Es que la joven de 22 años, que el 4 de septiembre murió tras caer en el hueco del ascensor desde el piso 14 en un edificio del barrio de Retiro, tenía 1.8 gramos de alcohol en sangre y la puerta del elevador presentaba una falla.
En un principio fuentes policiales habían informado a la prensa que en la casa donde ocurrió todo se había encontrado una bolsa con “un extraño polvo rosa” que se sospechaba podía ser una droga sintética, sin embargo, judiciales lo desmintieron. “No se secuestró ningún polvo rosa. Solo fueron versiones periodísticas y nada de esto figura en el sumario elaborado por la comisaría vecinal 1A ni en las actuaciones de los peritos de la Unidad Criminalística Móvil”, aclararon ante Télam.
Las mismas fuentes judiciales aclararon que lo único que se secuestró del departamento fueron “las pertenencias de la víctima”, entre ellas, su cartera y su calzado, ya que los peritos no detectaron ningún indicio de criminalidad en la escena.
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El informe de laboratorio reveló que la joven extranjera tenía en sangre una graduación alcohólica elevada, de 1.8, pero aún se aguarda el estudio toxicológico completo que indicará si la joven ingirió o no alguna otra sustancia. “Es sólo una hipótesis, pero con ese grado de alcohol la chica pudo haberse sentido desorientada y abrió la puerta del ascensor, que nunca debió abrirse, pensando que era otra”, afirmaron los investigadores.
En las declaraciones testimoniales, tanto las chicas que aquella noche salieron a un bar con Karol (como le decían sus amistades), como el novio y el amigo que de madrugada la recibieron en el departamento, coincidieron en que lo único que consumió la víctima fue alcohol.
Por otra parte, la División Siniestros de los bomberos de Policía de la Ciudad le envió a la fiscal el informe final sobre el peritaje de la puerta del ascensor y llegó a la conclusión de que presentaba una falla que permitía abrirse, sin que estuviese la cabina en ese piso 14.
Se trata de una puerta con placas metálicas pintadas de blanco, de las que se abren plegándose en forma de acordeón.