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Soledad Quereilhac le respondió a Sarlo: “Para sobreactuar su honestidad no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras”

La esposa de Axel Kicillof se defendió de la acusación de Beatriz Sarlo, quien la puso en el centro del escándalo del vacunatorio VIP. El gobernador salió a desmentir de que se tratara de una propuesta para recibir la inmunización “por debajo de la mesa”.


Tras ser señalada como la persona que le ofreció “por debajo de la mesa” vacunarse, la docente e investigadora publicó un descargo en su cuenta de Facebook en el que acusó a su exprofesora de tener “problemas de lectura”.

La docente e investigadora Soledad Quereilhac, esposa del gobernador Axel Kicillof, se defendió de las acusaciones formuladas contra ella por la intelectual Beatriz Sarlo, quien la puso en el centro del escándalo del vacunatorio VIP. En un extenso descargo, dijo que no sabe si sentir “pena por su enorme torpeza o desconcierto ante su mala fe” y la acusó de “cacarear mentiras en los medios para sobreactuar su honestidad”. Además, la acusó de tener “problemas de lectura frente a un simple correo electrónico”.

″No tengo la potestad de ofrecer vacunas a nadie. No soy funcionaria del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Yo no fui vacunada aún y estoy esperando mi turno como todo el mundo. Ni mi madre, ni mi suegra, ni ningún familiar ni amiga o amigo cercano recibió tampoco la vacuna. Todxs están esperando su turno, como corresponde. No fomentamos ni participamos de ningún privilegio ni de ningún trato “vip” (siglas de una tontería innegable, además)”, escribió en su cuenta de Facebook. En el texto, dijo que no tiene vínculo con Sarlo desde 2004.

“No tengo su correo electrónico ni su teléfono. El único contacto que tuve con Sarlo en estos casi veinte años es a través de sus libros, que integran los programas de los cursos que dicto en dos universidades nacionales y de los que sigo aprendiendo”, graficó antes de subir fragmentos de su texto también a Instagram.

En uno de los párrafos más duros, Quereilhac se preguntó: “Si nadie de mi círculo se vacunó, si ni yo misma me vacuné, dado que –como señalé más arriba– jamás pasaría por arriba de los derechos de los demás, ¿por qué le ofrecería la vacuna a Beatriz Sarlo, persona con la que no tengo ningún trato ni vínculo? La acusación carece de lógica, además de no tener sustento ni basarse en pruebas”.

Los hechos según Quereilhac

La profesora de la UBA contó que a fines de enero, cuando había “semanas de intensos ataques a la vacuna Sputnik V” porque “la asociaban, básicamente, con ´veneno´”, Kicillof “pensó en convocar 100 referentes de la cultura, el espectáculo, el deporte y otros ámbitos, todxs mayores de 60 años, para sumarse a la campaña. La propuesta fue clara y transparente: hacer de la vacunación un acontecimiento público, sacarse una foto, divulgar la confianza en la vacuna. El objetivo también estaba claro: transmitir a través de un acto ejemplar –y no sólo con palabras– que la vacuna era segura y necesaria”.

“En ese marco”, escribió Quereilhac, “ayudé a Axel a pensar posibles nombres para esa lista de 100 referentes, que debía estar integrada, además, por personas de variada orientación política. Como trabajo en el ámbito de la cultura y la academia, entre los muchos nombres posibles, pensé en el de Beatriz Sarlo, cuyo reconocimiento es indiscutible, al igual que su total ajenidad al peronismo”.

Y remarcó: “Jamás se pensó en términos de privilegio. Se pensaba en la función social que ese acto individual podía cumplir para el conjunto de la sociedad”.

“Cuesta creer que quien fuera Profesora Titular de Literatura argentina del siglo XX durante más de dos décadas, autora además de muchos libros claves para la sociología de la cultura y la crítica literaria, tenga problemas de lectura frente a un simple correo electrónico”, lanzó Quereilhac.

Y remarcó: “Lo cierto es que, para sobreactuar su honestidad, Beatriz Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras en los medios. Habló de propuestas ´por debajo de la mesa´ y con ello no sólo sembró dudas sobre el proceso de vacunación en su conjunto, sino que, sobre todo –y aquí lo más imperdonable–, terminó involucrando en sus mentiras a Carlos Díaz, una persona de bien, respetada y querida por gran parte del campo intelectual argentino. Y de paso, también me ensució a mí, atribuyéndome actos de corrupción y nepotismo que jamás en mi vida cometí. A la luz de su autopercepción como una persona que ´tiene ética´, sólo cabe esperar que se rectifique. Mientras tanto, sigo sin decidirme entre la pena por su enorme torpeza o el desconcierto ante su mala fe”.

Sarlo vs Quereilhac

Al presentarse en los tribunales de Comodoro Py, Sarlo dijo que fue contactada a fines de enero por Carlos Díaz, el editor de Siglo XXI, la casa editorial en la que publican sus libros Kicillof, Quereilhac y ella misma. En una serie de correos electrónicos, Díaz le propuso a Sarlo vacunarse “de inmediato” como parte de una campaña de concientización a favor de las vacunas contra el Covid. El editor le escribió en nombre de Quereilhac y Sarlo apuntó directamente a ella: “Díaz (el editor) me dijo que la idea era legitimar la vacuna a través de figuras públicas. Yo soy de Capital, no estaba anotada en el registro. Como Soledad fue alumna mía, ella se puso en contacto con mi editor. El ofrecimiento fue desde la Provincia, a través de la esposa del gobernador de Buenos Aires, Soledad Quereilhac”.

Tras las repercusiones de lo dicho por Sarlo en Comodoro Py, Kicillof habló en TN para defender a su esposa. “El malentendido lo generó Sarlo, cada minuto que no abre la boca siguen creyendo que fue mi esposa con una vacuna abajo del saco y le ofreció a su amiga Beatriz ‘vení yo te vacuno que nadie se entera’ y no es lo que pasó y a mí me subleva porque me están acusando de algo que no hicimos y a mi familia”.

“Más pública, más arriba de la mesa no se me ocurre, porque la idea era que se vacunaran y se sacaran una foto para terminar con ese tremendo trabajo que se estaba haciendo para desprestigiar la vacuna”, dijo el gobernador para desmentir de que se tratara de una propuesta para recibir la inmunización “por debajo de la mesa”.

“No había ninguna cosa ni oscura, ni turbia. Al contrario, había que darle visibilidad” al tema de la vacunación. Ella lo analizaba desde el punto de vista moral, pero no desde la ilegalidad o la clandestinidad”, dijo por su parte el editor Carlos Díaz en declaraciones radiales.

“Ni Kicillof ni Soledad (Quereilhac) son tontos. Leen todo y cuando vieron que dos millones de personas se anotaron para recibir la vacuna, la campaña pública de concientización ya no fue necesaria. Me da entre pena y bronca porque sobre Axel Kicillof se pueden discutir muchas cosas pero sobre su honestidad me parece que no”, subrayó el editor.