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Caso Maillo: prisión perpetua para los cuatro imputados

La esposa de Vicente Maillo, Susana Reyna, sus dos hijastros Luis Maximiliano y José y el sicario Christian Etchebarne fueron condenados por la Cámara Oral Penal de la Primera Circunscripción Judicial por hallarlos penalmente responsables del crimen.

Los jueces que integran la Cámara Penal Oral fallaron de forma unánime en dictar prisión perpetua para los cuatro imputados por el crimen del comerciante Vicente Maillo ocurrido el 16 de noviembre del 2018.

Susana Reina, sus dos hijos y el sicario que contrataron para matar al hombre de 60 años recibieron la pena máxima, acusados del crimen del comerciante en 2017. Según se concluyó en la investigación, la familia planearon el crimen al enterarse que la víctima los iba a dejar afuera de la herencia.

Durante la lectura del fallo, no estuvo presente Reina, pero sí sus hijos José y Gabriel Maillo, y de Javier Etchebarne, el autor material del homicidio.

El crimen

En la madrugada del 16 de noviembre de 2017, Reina y su madre María del Carmen Espiritoso llamaron a la policía para denunciar que habían sido víctimas de una entradera en su casa de la planta alta de la calle Zapiola, en pleno centro de Río Gallegos.

La policía se encontró con un cuadro inesperado: sobre la cama matrimonial, el cuerpo de un hombre sin vida con heridas de arma blanca y sobre un charco sangre. Era Vicente Maillo, conocido comerciante de la ciudad.

Enseguida se sumaron al grupo familiar José Maximiliano y Luis Gabriel Maillo, hijos de Reina pero a quienes el Maillo había reconocido como propios y les dio el apellido. Vicente había conocido a Reina en “la noche” de Río Gallegos, en un club nocturno.

La teoría de la entradera duró apenas cuatro días. Al menos para la jueza Marcela Quintana quien, tras estudiar minuciosamente las cámaras de seguridad y tomar declaración a la familia, encontró numerosas contradicciones.

Enseguida ordenó la detención de la mujer, sus hijos y María del Carmen Espiritoso bajo el cargo de “coautores de homicidio agravado por el vínculo, por el pago de precio o promesa remuneratoria, por alevosía, codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas”.

Por testimonios y pruebas recogidas, la jueza llegó a la conclusión de que se trataba de un asesinato cometido por la familia porque el comerciantes estaba cansado de los derroches de dinero de la familia por los que los había dejado fuera de su herencia.

Para llevar adelante su plan, en principio ideado por Espiritoso (83, fallecida en octubre de 2019) contrataron a un sicario que fue identificado como Javier Etchebarne, un joven radicado en Buenos Aires, que tenía vínculo con la novia de Luis y se dedicaba a la albañilería.

La noche del crimen, Espiritoso habría colocado en la comida de la cena (albóndigas con puré) un somnífero en la porción que le tocaba a su yerno. Por eso cuando en las primeras horas de la madrugada llegó Etchebarne, Maillo dormía profundamente.

A Maillo lo ataron de cuatro puñaladas. Una de ellas, le perforó el corazón. No pudo reaccionar. En principio, las mujeres declararon que a Reina la habían atado y amordazado. Y que logró librarse gracias a su madre. A la justicia no le cerraban algunas cosas. El ladrón no se llevó nada y Reina no tenía ni un rasguño. Además, al parecer las cosas ya no andaban muy bien el matrimonio: la mujer y Maillo dormían en habitaciones separadas.

Los cuatro fueron detenidos y quedaron con prisión preventiva. A la semana, una delegación de la policía de Santa Cruz capturó a Etchebarne. A esa altura, la ciudad de Río Gallegos estaba conmovida por el asesinato. Maillo era un vecino muy querido que incluso solía regalarles a sus empleados vacaciones en distintas partes del país.