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A 7 años de la muerte de Alberto Nisman, convocan a un acto en reclamo de justicia

Está pautada para las 20 y se hará un acto en las Torres Le Parc, lugar en el que el fiscal residía y fue encontrado sin vida. La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) exigió justicia y aseguró: “Nisman no se suicidó”.


A siete años de la muerte de Alberto Nisman, fiscal de la Nación que durante diez años estuvo al frente de la investigación del peor atentado terrorista perpetrado en el edificio de la AMIA, se convocó para hoy a una marcha en pedido de justicia.

El acto se hará a través de una procesión pautada para las 20, en el cruce de Avenida Belgrano y Moreau de Justo, en el barrio porteño de Puerto Madero. Desde allí se realizará una procesión por la calle Azucena Villaflor hasta llegar a las Torres Le Parc.

Portaremos velas, flores o linternas”, señala una de las invitaciones al acto que circularon por Twitter.

En un nuevo aniversario de un hecho que conmocionó al país, el presidente de AMIA, Ariel Eichbaum aseguró: “Sin justicia, el paso del tiempo consolida de manera escandalosa la situación de impunidad. Necesitamos un Poder Judicial que actúe con celeridad, que realice su trabajo imparcial y eficientemente. El camino a la verdad debe ser el único norte que guíe a los funcionarios que deben establecer, en los tribunales de nuestro país, cómo fueron los hechos y qué responsabilidades y penas caben en cada proceso”.

Por su parte, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) reforzó su pedido de justicia por la muerte de Nisman, quien fue encontrado en su departamento con un disparo en la cabeza, hecho que sigue sin resolución.

A través de un video institucional que fue publicado en la cuenta oficial de Twitter de la DAIA, el titular de la organización, Jorge Knoblovits, recordó el hecho y afirmó: “Alberto Nisman no se suicidó”.

“7 años exigiendo el esclarecimiento de su asesinato. 7 años exigiendo justicia”, es la frase que se puede leer en la introducción del video, donde se compilan imágenes de Nisman, mientras Knoblovits se refiere al caso y expone la postura de la DAIA.

La muerte de Alberto Nisman

En la noche del 18 de enero de 2015, el cuerpo del entonces fiscal de la causa que investiga el atentado contra la AMIA fue encontrado en el baño de su departamento de Puerto Madero por su madre, Sara Garfunkel, con un orificio de bala en la cabeza.

La muerte se dio cuatro días después de que Nisman denunciara a la entonces presidenta Cristina Kirchner y su canciller Héctor Timerman, junto a otros funcionarios y dirigentes cercanos al kirchnerismo, por presunto intento de encubrimiento del atentado a la AMIA y un día antes de que se presentara en el Congreso.

La denuncia apuntaba contra el Memorándum de Entendimiento con Irán que había promovido la Argentina y que fue aprobado por el Congreso: el fiscal afirmó que detrás había un pacto para que cesaran las alertas rojas contra los iraníes acusados.

El sábado 17 de enero, un día antes de que apareciera su cuerpo, Nisman recibió 40 llamadas telefónicas de las entonces diputadas nacionales del PRO Patricia Bullrich y Laura Alonso, quienes habían cursado la invitación al fiscal para que diera detalles en el Congreso sobre su denuncia.

Ese mismo día por la tarde, según constató la investigación, Nisman había recibido en su casa al técnico informático Diego Lagomarsino, titular de la pistola Bersa calibre 22 que efectuó el disparo mortal en la cabeza del fiscal.

El técnico informático aseguró que Nisman le había pedido el arma prestada por seguridad, dado que temía por su vida y, principalmente, por la de sus hijas, y no confiaba en su custodia, según el relato de Lagomarsino.

A partir del hallazgo del cuerpo y en medio de la agitación política por el hecho, se abrieron básicamente dos hipótesis: la del suicidio -voluntario o inducido- y la del asesinato político, sostenida entre otros por la ex esposa de Nisman y jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado.

El hecho fue investigado inicialmente como “muerte dudosa” y la causa quedó a cargo de la fiscal Viviana Fein, quien el 24 de enero informó que “el disparo fue a una distancia no mayor a un centímetro” y que “no se infiere la participación de terceras personas”.

En mayo de 2015, una junta de 13 peritos del Cuerpo Médico Forense y la Policía Federal presentó la pericia médica sobre el cuerpo de Nisman, de la que también participaron Osvaldo Raffo y el legista Julio Ravioli como peritos de la parte querellante (Arroyo Salgado) pero se negaron a firmar.

El informe señaló que la muerte fue “menor a 24 horas” en un sentido “amplio”, y en un sentido “acotado entre 14 y 24 horas”, desde la realización de la autopsia, en las primeras horas del lunes 19 de enero y que el disparo se efectuó dos centímetros arriba de la oreja.

A su vez, dictaminó que en su muerte no había habido participación de «terceras personas», pese a que en las manos del cuerpo sin vida de Nisman no habían encontrado restos de pólvora.

A mediados de diciembre de 2015, la jueza en lo Penal Fabiana Palmaghini, que hasta entonces había supervisado la investigación, decidió asumirla plenamente y apartó a la fiscal Fein de la función que había cumplido hasta el momento.

En marzo de 2016 -terminado ya el gobierno de Cristina Kirchner e iniciado el de Mauricio Macri- la jueza Palmaghini se declaró incompetente inmediatamente después de tomarle declaración al exhombre fuerte de la Secretaría de Inteligencia Jaime Stiuso (que trabajaba con Nisman en la causa AMIA) y pasó la causa al fuero federal, como en su momento había reclamado Arroyo Salgado.

Tras un rechazo inicial de esos tribunales, la Corte Suprema resolvió en septiembre de 2016 que el caso se investigara en la Justicia Federal y la causa quedó en manos del juez Julián Ercolini.

En abril de 2017, el fiscal Eduardo Taiano dispuso realizar nuevamente las pericias médica y técnica (sobre los dispositivos electrónicos) y encargó la tarea a la Gendarmería Nacional, que en septiembre presentó el informe en el cual señaló que había rastros de ketamina en el cuerpo de Nisman y que había sido ejecutado por al menos dos personas situadas en el baño del departamento.

El fuerte contraste entre la pericia de Gendarmería y la del Cuerpo Médico Forense y la Policía Federal no hizo más que agigantar la polémica en torno al caso, casi siempre enfocada desde la política partidaria, y profundizar la incertidumbre ante la pregunta más importante: si se mató o lo mataron.