El exfutbolista fue detenido en los últimos días, condenado por violar a Giuliana Peralta en 2014. “Somos muchas y estamos juntas. Y no nos callamos más”, aseguró la joven.
Luego de la detención del exfutbolista Alexis Zárate condenado en 2017 por violación contra Giuliana Peralta, la joven habló para que “pueda mejorar el trato de la Justicia y la sociedad con las víctimas”.
Giuliana, hoy de 25 años, reconoció que no todas corren con “la suerte de haber podido hablar, de tener un sostén” tan importante como la que tuvo, por eso “me vi con el deber de llegar hasta el final, por todas”, explicó en diálogo con Clarín.
Peralta fue víctima de una violación el 16 de marzo de 2014 por el exjugador de Independiente Alexis Zárate. Nicolás Pérez y su entonces pareja, Martín Benítez, también jugadores, le mandaban mensajes y la llamaban sin parar para pedirle que no haga la denuncia.
Su intención no era hacerlo público, pero en 2016 se conoció el caso porque los tres eran jugadores de fútbol: “Mi caso se hizo público sin mi consentimiento porque él y los implicados eran jugadores de fútbol. Quiero que se entienda que las que pasamos por una violación no queremos contarlo. En mi caso se lo conté a mi mamá horas después porque me vio con la cara totalmente desfigurada del llanto y, gracias a que me obligó a contar qué me había pasado, pude hacerlo”.
“A partir de hoy voy a intentar sacarme esta mochila tan pesada que cargué todos estos años para seguir con mi vida. Fueron años muy duros, puse mi cuerpo y mi alma. Muchas veces estuve a punto de caerme, pero estoy orgullosa de haber llegado hasta el final”, dice.
Tras la denuncia, la joven se tuvo que someter a las pericias y la revictimización: “Me llevaron a hacer un hisopado con un hombre ¿Se entiende? Un hombre. Después de haber sido violada tener que pasar por un médico hombre, desnuda. También fui al hospital y a clínicas para que me realicen estudios de protocolo. Comencé terapia, tuve que conseguir un abogado”, subrayó.
También, pasó por tres pericias psicológicas y tres psiquiátricas porque los abogados de la defensa buscaban desacreditar su relato pidiendo nulidades. Por errores procesales o por falta de pericia de los investigadores, tuvo que someterse seis veces a entrevistas con profesionales que la hacían relatar lo que había padecido, contestar preguntas y hacer tests que corroboraron que había sido víctima de un abuso sexual.
Además, de ser víctima de violación y luchar contra ese dolor, tuvo que enfrentar otros maltratos: “Tuve que soportar que pasen mi caso en las noticias, que hablen de mí, que digan que quería fama o que buscaba plata. Que me descrean o que dejen el lugar a la duda. Tuve que ver mis fotos, no entiendo por qué siempre elegían justo la que tenía bikini o la que tenía pollera”.
Por su parte, tanto Zárate, Benítez y Pérez siguieron sus vidas como si nada hubiera pasado. En 2016, cuando Independiente cedió el pase de Zárate a Temperley, el defensor jugó hasta el día en que lo condenaron.
El Tribunal Oral N° 1 de Lomas de Zamora lo consideró culpable del delito de “abuso sexual agravado” y lo condenó a seis años y medio de prisión. Una pena que empezó a cumplir este viernes, después de que la Suprema Corte bonaerense rechazara los recursos de queja presentados por la defensa y dejara firme la sentencia.
Este viernes, cuando pidieron su detención, Giuliana estaba trabajando en la fábrica de pastas de un familiar. “Me enteré de la detención cuando volvía del trabajo, manejando, sola. Empecé a llorar tanto como esa mañana intentando volver a mi casa. Logré llegar y se acercó mi familia para contenerme como hicieron todos estos años”, dijo.
“De una vez por todas tenemos que terminar con todo tipo de violencia hacia nosotras. Loco, no vinimos a este mundo para ser sometidas, calladas, golpeadas, violadas o asesinadas. La sociedad entera debe cambiar, la Justicia tiene que cambiar y protegernos. Nos tienen que dar las herramientas para que denunciar no sea un proceso tan desagradable para las víctimas. Somos muchas y estamos juntas. Y no nos callamos más”, concluyó.