Carlos Walter Molina fue asesinado en un departamento en noviembre pasado. Los investigadores creen que la banda contactaba “arbolitos” y, luego de tener su confianza mediante algunas transacciones, los citaban para robarles sumas millonarias.
El juez de instrucción Fernando Caunedo procesó con prisión preventiva a la presunta entregadora por el crimen del financista en Almagro, quien fue asesinado en su departamento en noviembre del año pasado.
La víctima, Carlos Walter Molina, que se dedicaba a la compra y venta de dólares en el mercado blue, fue asesinado a golpes y por un disparo en el pecho en un departamento al que había ido para hacer una operación cambiaria convocado por una tal “Camila”, con quien ya había operado en oportunidades anteriores.
El 19 de noviembre de 2021 fue llamado para una operación por 15 mil dólares, pero Molina advirtió que no tenía ese dinero y concurrió con 7.500. Nunca salió del departamento: su cuerpo tenía un disparo y la autopsia reveló que había sido golpeado previamente.
La investigación permitió determinar que el departamento estaba a nombre de un matrimonio pero era usado por uno de sus hijos, Nicolás Prevendar, quien se presentó espontáneamente a declarar para explicar una curiosa situación.
Prevendar explicó que le había prestado el departamento a un tal “Mariano”, de quien desconocía su apellido, domicilio y teléfono, y que éste, a su vez, le cedió el uso a una tal “Julieta”. Dos semanas después, aportó una nueva información: le había reparado un portero eléctrico al padre de “Julieta”, y aportó su domicilio en la calle Julián Álvarez, de esta Capital.
Con esos datos, los investigadores entrecruzaron llamados telefónicos, chequearon cámaras de seguridad y realizaron averiguaciones que permitieron determinar, en principio, que «Camila» es, en realidad, Julieta Antonella Lascivita, la mujer que contactó a la víctima para la operación cambiaria.
La investigación permitió también determinar que se movilizaba en un vehículo que estaba a nombre de Estefanía Vanesa Romero y que su pareja, Eduardo Miguel Ángel Ajalla Cabrera (alias Calabaza, supuesto barrabrava de Atlanta) estaba autorizado a utilizarlo.
Ajalla Cabrera aparece en la causa como el dueño del teléfono utilizado para contactar a la víctima, el aparato estaba gran parte del tiempo en su casa, en la calle José Bonifacio y el localizador de antenas lo ubica reiteradamente en un recorrido hasta el estadio de Atlanta. Ajalla Cabrera está hoy prófugo de la Justicia.
El juez Caunedo procesó a Julieta Antonella Lascivita, le dictó la prisión preventiva por el delito de partícipe necesaria de homicidio agravado por haber sido cometido con un arma de fuego y le trabó embargo por $7.501.500.