La familia del joven asegura que hay otros cinco efectivos responsables porque fueron quienes iniciaron la persecución de su hijo. Por su parte, el peritaje balístico sobre el arma del policía Maximiliano González, determinó que funcionaba correctamente y la vaina servida secuestrada en la escena del crimen se corresponde con la pistola usada por él.
El abogado Gregorio Dalbón, asumió la representación de la madre de Luciano Olivera, el adolescente de 16 años asesinado de un disparo efectuado por un policía en Miramar.
En conferencia que estuvo junto a la madre y el padrastro del joven aseguró que el crimen “no fue gatillo fácil sino fusilamiento, un asesinato a sangre fría”. Además, adelantó que hoy sobre el mediodía se presentará como querellante ante el juez de Garantías 5 de Mar del Plata y que pedirá una reconstrucción del hecho.
“Está absolutamente probado que estuvieron en el lugar más de diez policías y vamos a pedir más detenciones a todos los que estaban ahí”, señaló el letrado, para quien está claro que “hubo un encubrimiento”.
Dalbón agregó que quiere “preso” al comisario Edgardo Vulcano, que estaba a cargo de la Jefatura de Seguridad Comunal de General Alvarado y fue desplazado dos días después del crimen, y “a todos los que estaban con él”.
“Es una reunión de dolor de dos mamás a quienes les fusilaron los hijos. No pretendemos revancha ni condenar inocentes, pero vamos a ir con toda la ira del estudio en contra de todos los que participaron en forma criminal en la muerte de Lucas y Luciano”, finalizó el abogado.
Respecto al caso, la madre de Luciano Olivera, dijo que hay otros cinco efectivos responsables porque fueron quienes iniciaron la persecución de su hijo, al ingresar a la fiscalía de esa ciudad balnearia junto a su pareja para declarar como testigo en la causa.
Por otra parte, el peritaje balístico hecha ayer por la mañana en el Instituto de Ciencias Forenses de Mar del Plata, dependiente del Ministerio Público, que se le practicó sobre el arma perteneciente al policía Maximiliano González, detenido por el crimen, determinó que funcionaba correctamente, al tiempo que la vaina servida secuestrada en la escena del crimen se corresponde con la pistola Bersa 9 milímetros utilizada por él.