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El fiscal condenado por violación no irá preso hasta que la sentencia esté firme, pero tampoco será apartado de su cargo

Julio César Castro fue sentenciado a seis años y seis meses de cárcel por abuso sexual con acceso carnal.

 

La semana pasada, el fiscal Julio César Castro fue condenado de manera unánime a seis años y seis meses de prisión por el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional 8 de la Capital Federal por abuso con acceso carnal en contexto de violencia de género contra su expareja.

En sus 35 años de carrera como fiscal y docente universitario Julio César Castro acumuló denuncias por maltrato laboral, acoso y abuso sexual en sumarios internos que nunca avanzaron.

Sin embargo, en 2017 lo procesaron por violar a su ex novia y el extitular de la Unidad Fiscal especializada en Delitos Sexuales pidió licencia psiquiátrica. Durante los tres años que duró el proceso siguió cobrando el sueldo sin ir a trabajar.

Ahora, por más que haya sido condenado, uno de los fiscales del caso Ángela Rawson no irá preso hasta que la sentencia esté firme, pero tampoco será apartado del cargo. Por decisión del procurador interino seguirá allí hasta que sea destituido por un juicio político.

“Van más de cinco años sin que el fiscal tenga una sanción por parte del Ministerio Público Fiscal”, denunciaron desde la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación (UEJN), quienes convocaron a una movilización para exigir la “inmediata exhoneración” de Castro y pedir el avance de los juicios políticos contra los funcionarios denunciados por acoso sexual y maltrato laboral.

Las denuncias en contra de Castro

En 2015 se abrió la primera causa en su contra: la jefa de despacho transitoria de la Fiscalía 15 que subrogaba Castro lo denunció por acoso laboral y sexual y abuso de poder y autoridad. La mujer contó que el fiscal la miraba y le hacía comentarios sobre su cuerpo. En varias oportunidades la invitó a subir a su auto y ella lo rechazó. Él empezó a maltratarla en el trabajo y la chica tuvo que pedir un pase a otra oficina.

En la Procuración se abrió un sumario interno. De a poco se fueron sumando otras denuncias. Seis empleadas y exempleadas de las fiscalías 13, 15 y 16 por las que pasó Castro o trabajadoras de otras fiscalías y juzgados también contaron que él las miraba libidinosamente, les hacía comentarios sexuales y las acariciaba. Una de ellas hizo referencia a una situación de abuso sexual que no quiso detallar.

Otros cuatro empleados lo denunciaron por maltrato laboral. También se incorporaron tuits del fiscal en los que acosaba a una nena menor de edad. En uno de ellos la chica hacía referencia a una “guerra de cosquillas”. “Dale, te voy a buscar”, le escribió él. El fiscal no podía decir que no sabía qué edad tenía la chica: en las fotos que publicaba se la veía con sus compañeras vestida con uniforme escolar. En otros comentarios públicos él le decía: “pero qué linda”, “pienso en ti”. Una vez ella tuiteó: “voy a llevarte al límite irreal”. Él le contestó: “el que más me gusta”.

En la sesión del 7 de diciembre de 2016 los senadores de la Comisión de Acuerdos trataron el pliego de Castro para el cargo de juez de Cámara del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 7.

La senadora María Ester Labado, una exempleada del fiscal y el abogado Pedro Brichta impugnaron su designación: hicieron referencia a la causa por acoso laboral y sexual, abuso de poder y autoridad y a los tuits en los que acosó a una menor. Por unanimidad los senadores rechazaron su pliego.

 

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