El fallo judicial determinó como posible móvil del crimen de la maestra jardinera una relación paralela del empresario con otra mujer y el condenado quería “sacarse de encima” a la víctima.
La Corte Suprema dejó firme la condena a prisión perpetua contra el empresario Daniel Sfeir, acusado de haber asesinado en 2011 a su esposa, la maestra jardinera Silvia Prigent, de dos balazos en la cabeza.
El Máximo Tribunal desestimó la última apelación de la defensa de Sfeir, a cargo de Rubén Eduardo Jones, sobre la inocencia que proclamaba el empresario dedicado al rubro de la recolección de residuos.
El empresario fue condenado por “homicidio calificado por el vínculo” a la pena máxima que establece el Código Penal, y la Corte, con las firmas de los jueces Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, la dejó firme.
El femicidio
El 29 de diciembre de 2011, Sfeir y uno de sus empleados, Jorge Bini, secuestraron a Prigent, la llevaron a un descampado en la localidad bonaerense de Dique Luján, Tigre, y la ejecutaron de dos disparos en la cabeza.
“Poco antes de las 21 la introdujeron unos 50 metros hacia el interior de un campo en medio de pastizales y juncos y aprovechando la oscuridad reinante en la zona, mediante la utilización de un revólver del calibre .38 o similar, le dispararon al menos en dos oportunidades en su cráneo”, sostuvo la sentencia del Tribunal Oral número seis de San Isidro, que ahora adquirió fuerza de cosa juzgada.
El fallo describió como posible móvil del crimen una relación paralela de Sfeir con otra mujer, sobre la base de testigos que declararon que el condenado les había dicho que quería “sacarse de encima” a su esposa.
Como coartada, Sfeir ensayó que cuando su esposa desapareció, él estaba en su casa con el hijo de ambos y que sobre la medianoche, alertados porque no llegaba, comenzaron a llamarla.
El cadáver fue encontrado varios días después, y las filmaciones de cámaras de seguridad de Tigre mostraron que el viudo-homicida había estado con su vehículo en cercanías del descampado donde lo encontraron los investigadores, mientras que las imágenes también probaron la relación paralela que mantenía Sfeir con una amante.
Bini, en tanto, se hizo cargo en un primer momento del crimen y afirmó que él mantenía una relación clandestina con la víctima, pero la investigación concluyó que ello era falso y que participó del crimen por su estrecha relación con Sfeir.