La provincia de Buenos Aires analiza mantener el sistema de fases y la suspensión de las clases presenciales por dos semanas más. Mientras que CABA propone abrir los fines de semana y extender el horario de circulación. El Gobierno nacional espera la sanción de la ley de Emergencia Sanitaria.
Si bien mañana vence el último decreto de necesidad y urgencia (DNU) vigente, aún hay expectativas respecto de cuáles serán las nuevas medidas que empezarán a regir el sábado.
Frente a este panorama, se espera a que hoy en el Congreso se trate la Ley de Emergencia Covid: el plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y Salud se reunirá a las 10 y el Frente de Todos intentará dictaminar el proyecto que establece una serie de parámetros epidemiológicos para la aplicación de restricciones a las actividades y la circulación.
Si el proyecta logra dictamen, el Gobierno logrará evitar el dictado de un nuevo DNU mañana, cuando se cumple el plazo de las restricciones que rigen de acuerdo al último decreto.
La provincia de Buenos Aires ya está analizando las nuevas medidas, como por ejemplo, mantener el actual estado de restricciones con su sistema de fases, incluyendo la suspensión de las clases presenciales.
Sin embargo, el Gobierno de Axel Kicillof no descarta un regreso a la presencialidad en las escuelas, aunque esto sucederá recién dentro de las próximas dos semanas. La posibilidad de flexibilizar las restricciones comerciales y de circulación que rigen los fines de semana dependerá del decreto presidencial.
El gobernador Kicillof mantendrá hoy reuniones con los expertos que asesoran al Ministerio de Salud bonaerense y con los 135 intendentes de la Provincia.
Por su parte, la administración de Horacio Rodríguez Larreta propondrá una apertura significativa de actividades.
El plan de la Ciudad es cerrar bares y restaurantes de lunes a viernes a las 22 o 23, con el tope de circulación a las 23 o 00, similar al esquema que estipula el proyecto de ley del Poder Ejecutivo pero para los casos de “alto riesgo epidemiológico”.
Además, busca también que los sectores gastronómicos y dueños de gimnasios, entre otros, abran los fines de semana nuevamente. Es decir, permitir la gastronomía los sábado y domingos en un horario que aún no terminan de resolver. La propuesta que más suena es de 10 a 19, con restricción a la circulación a las 20.
Respecto a la atención, se estudia la posibilidad de habilitar el uso interior de los bares y restaurantes de hasta el 30% de su capacidad.