Desde la cárcel, Roberto Carlos Bello dio su versión de los hechos y aseguró que él es una víctima, a pesar de las denuncias de varias mujeres.
Luego de que saliera el documental de Netflix que expuso a Simon Leviev, el israelí acusado de estafar mujer a través de Tinder, en nuestro país se conoció una historia similar, bautizado por sus víctimas como “el gigoló de zona norte”.
Se trata de Roberto Bello quien fingía una vida inexistente para conquistar mujeres y llegar a sus corazones. El hombre de 49 años, detenido en 2019 tras reiteradas denuncias de estafa, seducía a sus víctimas para entablar un vínculo cercano, recabar información y luego golpearlas y robarles sus pertenencias y dinero.
En noviembre de ese año, una de las damnificadas lo denunció y contó paso por paso cómo fue el amorío que tuvo con el hombre de zona norte. Según su relato, ambos pactaron un encuentro ocasional a través de la aplicación de citas. La velada ocurrió de la mejora manera: hubo química y decidieron avanzar la relación, aunque cada uno con propósitos completamente diferentes.
Luego de cinco meses de relación, la víctima empezó a notar “actitudes sospechosas”. “Me empezó a hablar de su mamá, me dijo que estaba muy enferma y que necesitaba plata”, declaró.
La mujer primero accedió a prestarle 5000 dólares. Pero lo terminó denunciando cuando le pidió más dinero en efectivo. Como ella le había contado cuánto tenía ahorrado y dónde guardaba la plata, la presionó psicológicamente para que le entregue otros 2500 dólares.
La última detención ocurrió en diciembre del año pasado: su pareja lo denunció por haberle pegado y amenazarla, luego de que ella le pidiera explicaciones por sus antecedentes. Fuentes cercanas a la víctima confirmaron que, al momento de la denuncia, ella ya le había prestado 30 mil dólares. Desde entonces continúa detenido.
Además, en la fiscalía de Pilar tiene una causa por violencia de género que deriva de sus estafas.
Ahora, desde la cárcel de Sierra Chica, el “estafador argentino de Tinder”, habló con Telenoche y aseguró que su “único error” fue tener “dos relaciones en paralelo” y que las mujeres lo denunciaron “por despecho”.
Cuando se le pregunta por la causa que tuvo en 2019, donde fue condenado a dos años de cárcel por estafas contra una pareja y contra el hermano de otra, afirma que “fue una venganza” y que él reconoció judicialmente su responsabilidad porque estuvo “mal asesorado”. Si se le señala que las denuncias por las que está preso reseñan las mismas prácticas y engaños, sostiene que las víctimas se copiaron argumentos unas a otras.
Bello asegura que es una “víctima” y niega el sufrimiento de las auténticas víctimas. Afirma que la mujer que lo denunció por haberla golpeado y arrastrado de los pelos sobre una copa de cristal rota, en verdad se lastimó jugando con su gato. Y que la víctima a la que embarazó y después dejó en la calle con sus hijos al fingir la compra de una casa que nunca pagó, en realidad solo tuvo una desavenencia de pareja con él.