Se trata de Ricardo Orestes Cirio y es director de un colegio privado en esa ciudad. Hay otros 20 involucrados en la causa.
Por el desmantelamiento de una red de explotación sexual a jóvenes adolescentes, algunas menores de edad, que sacude a la sociedad uruguaya, autoridades de Uruguay imputaron a 21 personas, en la denominada Operación Océano.
Entre los involucrados que se encuentran empresarios, exjueces, arquitectos, políticos y maestros, entre otros, uno es un empresario argentino. Gracias a su posición económica y social, ofrecían a las adolescentes dinero, drogas, ropa o viajes en yate a cambio de sexo.
El argentino es Ricardo Orestes Cirio de 63 años, que además es director de un colegio privado de Punta del Este.
La investigación en la “Operación Océano”, empezó en 2019 y ya tiene 21 acusados y por lo menos seis víctimas.
Cuando Cirio fue arrestado al llegar a Punta del Este por violar el aislamiento obligatorio por el coronavirus en la Argentina, también se enteró de la acusación en su contra por “reiterados delitos de retribución o promesa de retribución a personas menores de edad o incapaces para que ejecuten actos sexuales o eróticos de cualquier tipo”.
Si bien después de ser notificado Cirio quedó en libertad, se le retuvo el pasaporte y tendrá que cumplir con una serie de requisitos, tales como informar su domicilio y presentarse periódicamente en la comisaría más cercana.
La investigación
La denuncia de una chica de 16 años hace poco más de un año dio inicio al expediente que en los últimos días salió a la luz y vinculó a profesores, arquitectos, abogados, empresarios y hasta un exjuez con un escándalo sexual.
La Justicia comprobó que la mayoría de las víctimas son menores de edad de bajos recursos y en situación de vulnerabilidad.
De acuerdo a la investigación, las víctimas eran contactadas a través de aplicaciones de citas como Tinder y les ofrecían viajes en lujosos yates, ropa, perfumes, invitaciones a fiestas, drogas y dinero a cambio de encuentros íntimos.
Alejandro Balbi, abogado de Cirio, reconoció que el argentino tuvo conversaciones y encuentros con una de las adolescentes, pero dijo que fue “engañado” y aclaró, que “cortó el vínculo con la víctima cuando descubrió que era menor de edad”.
De los 21 acusados, solo uno se encuentra detenido con prisión preventiva.