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Prisión perpetua para Marcos Bazán por el femicidio de Anahí Benítez

La fiscalía y la querella habían pedido la máxima sanción contra el asesino. El cuerpo de la adolescente fue encontrado desnudo, con lesiones cortantes y golpes en la cabeza, enterrado en la Reserva Natural Santa Catalina en 2017.

Marcos Bazán, el único acusado por el femicidio de Anahí Benítez, la adolescente violada y asesinada en 2017, fue condenado a prisión perpetua.

El hombre de 34 años había sido condenado el 27 de mayo pasado por el delito de “privación ilegal de la libertad agravada, homicidio agravado por alevosía, criminis causa y por mediar violencia de género” tras el juicio celebrado en el Tribunal Oral Criminal (TOC) 7, pero recién hoy se dio a conocer el monto de la pena. El condenado no quiso estar presente a través de videoconferencia.

La condena fue por considerarlo coautor del delito de “privación ilegal de la libertad agravada, homicidio agravado por alevosía, criminis causa y por mediar violencia de género (femicidio)” y como “partícipe necesario de un abuso sexual agravado por acceso carnal”.

El juicio

Había comenzado con otro imputado en el banquillo de los acusados: Marcelo Sergio Villalba. Su ADN fue hallado en el cuerpo de la víctima, sin embargo, dejó de ser juzgado en la segunda audiencia después de que una junta médica concluyera que no estaba en condiciones de estar en el proceso por cuestiones psiquiátricas.

Durante los alegatos, tanto la fiscalía como la querella pidieron prisión perpetua para al imputado Bazán, el único acusado ya que en febrero pasado Marcelo Villaba dejó de ser juzgado por recomendación de la Junta Médica, al considerar como coautor de los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada, homicidio agravado por alevosía, criminis causa y por mediar violencia de género” y como partícipe necesario de “abuso sexual agravado por acceso carnal”.

El fiscal también se refirió a Villalba, quien para la misma fecha del crimen de Anahí había sido condenado por un abuso sexual en Capital Federal, como autor de la violación de Anahí y coautor del crimen, y recordó que el celular de la víctima se encontró en poder de uno de sus hijos.

Para la fiscalía, Anahí conocía a Bazán ya que ambos compartían interés por la naturaleza y por sus inclinaciones artísticas. Bajo ese contexto, el imputado la secuestró, la retuvo en su casa y la drogó con un psicofármaco. Después fue violada por Villalba.

Para los investigadores, debido a la búsqueda de la joven, los acusados “tomaron la decisión de quitarle la vida” para ocultar los delitos que habían cometido. Pero un perro de la Policía marcó rastros del olor de la víctima en la casa de Bazán.

Pese a ello, no hubo restos de ADN de Bazán en el cuerpo de Anahí ni material genético de la joven en su casa. Si bien no se encontraron pelos, ni rastros de sangre en la casa del sospechoso, el abogado de la familia de Anahí sostuvo que hay una decena de indicios que vinculan a víctima y acusado.

Por su parte, la defensa de Bazán sostuvo desde el primer día del caso que el acusado es un “perejil” y en su alegato sostuvo que no hay pruebas. “En más de 30 cuerpos de investigación no pudieron acreditar que Villalba conocía a Bazán y que Bazán conocía a Anahí”, remarcaron y también aseguraron que el perro Bruno de la Policía fue inducido.

La defensa de Bazán acusó a los investigadores de hacer “encajar todos los indicios” para inculpar al hombre, con la idea de proteger a la policía.

El caso

Anahí, quien fue vista viva por última vez el 29 de julio de 2017 cuando salió de su casa de Parque Barón, en Lomas de Zamora, para dar un paseo.

El 4 de agosto su cadáver fue encontrado desnudo, con lesiones cortantes y golpes en la cabeza, enterrado en la Reserva Natural Santa Catalina. La autopsia determinó que fue estrangulada, que le habían dado drogas y que en esas condiciones fue abusada.

A 230 metros de allí vivía en una casa precaria Marcos Bazán.