Sputnik V.I.D.A será el nombre que tendrán las dosis que elaborará el laboratorio Richmond en su planta en Pilar. Las vacunas que ya fueron envasadas deberán pasar primero un control de calidad en el Instituto Gamaleya en Rusia. Se espera que para junio puedan ser elaboradas. “Vamos a empezar produciendo un millón de dosis mensuales de Sputnik”, dijo el presidente del laboratorio.
A fines de febrero pasado, el laboratorio argentino Richmond SACIF había firmado un acuerdo preliminar con el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) para construir una planta y ser la pata local en la fabricación de los componentes de la vacuna Sputnik V.
Finalmente, ayer, desde Moscú se confirmó que Argentina sería el primer país autorizado para la producción de las dosis contra el coronavirus: se hará una producción de los primeros 21 mil lotes de prueba de la vacuna.
Esta cantidad de lotes ya fue enviada al Instituto Gamaleya en Rusia para las pruebas de calificación de calidad. De ser positivo el proceso, la producción a escala arrancaría en junio de este año. Argentina hizo el envasado de la sustancia activa en los viales del componente 1 y 2 de la vacuna Sputnik V. En caso de pasar las pruebas correspondientes en Rusia, se avanzará con las siguientes etapas: se empezará a importar el antígeno y escalar el formulado para acelerar la velocidad de vacunación, es decir, serán producidas masivamente en nuestro país.
“Lo que nosotros vamos a hacer es la última parte de la etapa productiva: desde Moscú, nos van a mandar el principio activo y acá haremos la formulación, filtramos y llenamos [los viales]. Ese es un proceso que vamos a ir escalando en la planta pequeña que tenemos hoy, hasta que terminemos de construir la que anunciamos, que demorará alrededor de un año: empezaremos con un millón de dosis mensuales e iremos aumentando hasta llegar a los cinco millones de dosis por mes, que es un número importante”, explicó Marcelo Figueiras, presidente de la compañía argentina fundada en 1935 en diálogo con La Nación.
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Al mismo tiempo, señaló que se irá analizando cómo son los controles, todos los detalles químicos y tecnológicos: “Esto no es aprobar un examen y que mañana nos digan ‘sí’ o ‘no’. El Fondo está muy entusiasmado y el instituto, también. Es mucho mejor para Rusia exportar un compuesto activo que una vacuna terminada por todo lo que ya sabemos que está pasando en el mundo, que no se exportan vacunas. Y esto también es muy bueno para nosotros porque empezamos por la etapa final de formulado, filtrado y llenado, y vamos hacia atrás, hasta llegar al fermentado y a tener la línea celular propia. De esta vacuna y de muchas otras. En la planta nueva, vamos a producir casi 500 millones de dosis anuales. La Argentina va a ser un nodo importante para la fabricación de vacunas”.
Cómo se hace la vacuna
La vacuna rusa usa el código genético de la proteína Spike del virus, la que despierta la mayor inmunidad vía anticuerpos ‘neutralizantes’ en nuestro sistema inmune. Pero para introducirla en nuestras células, se necesita un “vehículo”.
Para la primera dosis se utiliza el adenovirus Ad26, que contiene el gen de Spike y logra ingresar en nuestras células, pero no puede reproducirse porque se le eliminan con ingeniería genética los genes necesarios para reproducirse y se los reemplaza con el de la proteina Spike.
La segunda dosis es similar, pero para evitar una posible inmunidad contra el Ad26, se utiliza el Ad5. Para elaborarla, se usan enormes biorreactores en los que células infectadas producen millones de copias de estos adenovirus modificados. Después se purifica y se fracciona.
Sputnik V en Argentina
Las dosis que se fabricará en el país se llamará Sputnik V.I.D.A. Se trata del acrónimo Vacuna de Inmunización para el Desarrollo Argentino.
La producción local se hará en la fábrica que la empresa que preside Marcelo Figueiras ampliará en Pilar, el norte del Conurbano, tras el exitoso lanzamiento del fideicomiso financiero por 70 millones de dólares, destinado a financiar el proyecto.