El contador de la familia Kirchner reconoció ante la Justicia que la ex presidente le ordenó que procurara cobrar los alquileres atrasados de departamentos de Hotesur.
El contador, detenido hace nueve meses en la cárcel de Marcos Paz, había pedido ampliar su indagatoria ante el juez Julián Ercolini y declaró que la administración de los bienes de los Kirchner no estaba en sus manos, sino en las de Osvaldo Sanfelice y Raúl Copetti, allegado a los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner.
Dijo además que las operaciones en el Banco de Santa Cruz las realizaban Néstor Kirchner, Máximo Kirchner o Copetti.
Mencionó además que otro de los gestores de los negocios de Néstor Kirchner era Juan Carlos Relats, primer inquilino del hotel Los Sauces, ya fallecido. Sostuvo que ese alquiler era de 90.000 dólares mensuales cuando el que pagaba Cristóbal López por los departamentos de Puerto Madero era de US$30.000.
“Podemos estar hablando de una burrada cometida en 2017, tanto por la ordenante del acto, es decir, la Dra. Cristina Fernández, como por el suscripto, que fue quien firmó la nota del pasado 7/6. Claro, si somos positivistas en lugar de iusnaturalistas, lo primero que tenemos que hacer es meter preso al que queramos meter preso”, expresó. Esa nota del 7de junio de 2017 era en la que indicaba que los alquileres de los inquilinos de los inmuebles que pertenecían a la empresa Los Sauces, de los Kirchner, debían ser depositados en la cuenta de Sancho, según constató La Nación.
Manzanares pidió su excarcelación y se mostró desesperado por salir de prisión, casi no pudo ver a su familia desde que está en la cárcel.
“En cuanto a que se me considere organizador de la administración de los bienes inmuebles como de sus empresas, no tuve poder de administración alguno; la persona encargada de esta tarea, y que era quien, además, me enviaba los contratos de locación para que yo procediese a la emisión de facturas, era el Sr. Sanfelice”, señaló el contador.
Sostuvo que no fue funcionario y que no tuvo contratos con el Estado nacional que le hubieran permitido beneficiarse. “No conozco nada de la obra pública, no he tenido reuniones en conjunto con el Dr. Kirchner ni ninguno de los empresarios de la obra pública vinculados a esta causa. No tuve manera entonces de participar de una asociación ilícita”, argumentó.
Dijo que en estos cinco años se sintió perseguido. “Con espías a mi alrededor, con hackeo de computadoras, con pinchado de teléfonos. El camino fácil hubiera sido renunciar a seguir siendo contador de la familia Kirchner, pero no fue así por los valores inculcados por mi padre”