Los acusados son el sacerdote Tulio Mattiussi, el portero Anselmo Ojeda y la preceptora, María Luján Rubíes. La parte acusatoria solicitó entre 28 y 33 años de cárcel, mientras que la defensa pidió absolución.
La Justicia de San Nicolás dará a conocer hoy el veredicto del juicio oral seguido a un sacerdote, una preceptora y el portero del jardín Belén, de la localidad de San Pedro, acusados de abuso sexual de cinco niños de entre 3 y 5 años.
El fiscal del juicio, Hernán Granda, solicitó la semana pasada al Tribunal Oral en lo Criminal N° 2, la pena de 28 años de prisión para los tres procesados.
Los acusados en el proceso oral son el sacerdote Tulio Mattiussi, el portero Anselmo Ojeda -el único privado de su libertad bajo el régimen de prisión domiciliaria- y la preceptora del jardín de Belén, María Luján Rubíes.
Los tres están acusados de abuso sexual simple agravado por la calidad de sus autores, por tener a su cargo la guarda de los menores afectados, en los dos últimos casos, y por ser ministro de culto, en el primero.
El juicio
Los hechos que se investigaron ocurrieron en 2017 en el jardín Belén, un establecimiento educativo y religioso de la localidad bonaerense de San Pedro. A lo largo de seis jornadas de juicio pasaron por el tribunal unos 60 testigos ofrecidos por las partes.
Para el abogado Ariel Fusco, apoderado como particular damnificado de cuatro de las víctimas, durante las audiencias se expuso “un cuadro probatorio abrumador” en el cual “fueron muy valiosos los testimonios de los progenitores” de los niños.
“No quedan dudas de la existencia de los hechos y de la individualización de los imputados”, sostuvo Fusco en declaraciones a Télam, y señaló que “las expectativas son de un veredicto condenatorio, con una condena ejemplar” para los tres acusados, aunque tal vez no con la pena que solicitó el fiscal.
En el alegato final, que se produjo la semana pasada, el fiscal Granada recordó que la primera señal de alarma fue una serie de síntomas inexplicables y cambios abruptos de conducta en las víctimas, cuatro nenas y un nene.
Con las pericias hechas a través de Cámara Gesell y sesiones con psicoterapeutas especializadas, se pudo establecerse que se trataba de signos de abuso sexual infantil, cuyos autores los menores identifican claramente en su relato.
Por su parte, la defensa de los acusados, hizo hincapié en la ausencia de testigos presenciales de los hechos denunciados y en que los acusados no tenían contacto con los chicos, que estaban bajo la guarda de los docentes de la institución.
El abogado defensor de Ojeda y Rubíes, Alejandro Ares, intentó demostrar en la última audiencia que “todos los síntomas detectados son inespecíficos”, y no permiten identificar taxativamente el abuso sexual y a la vez, planteó que en su discurso los niños reproducían un relato implantado “inconscientemente” por sus madres y padres o “coconstruido” con ellos.