Roberto de 19 años y Leonel de 20, reconocieron que son parejas y que el asesinato se produjo porque se defendieron de las agresiones del diácono Guillermo Luquin.
Tras la doble detención por el crimen del diácono de Lomas de Zamora Guillermo Luquín, los apresados confesaron el asesinato.
Los apresados, de 19 y 20 años, dieron sus primeras versiones al ser detenidos en sus domicilios y aseguraron que uno de ellos atacó al clérigo porque respondió a un intento de abuso sexual por parte del representante religioso.
Los jóvenes, Roberto (19) y Leonel (20) contaron que uno de ellos tenía una relación de cinco años con el cura y desde entonces había sido tormentosa ya que fue acosado desde el primer momento en que conoció al diácono.
De acuerdo al relato de Roberto ante los investigadores, el sábado Luquín lo invitó a su domicilio para charlar y ayudarlo a conseguir un trabajo. El joven dijo haber aceptado la invitación con la única condición de poder acudir a la casa del clérigo con su pareja, Leonel.
Ya en la casa del cura y después de haber tomado gaseosas, el chico de 20 años se fue al baño mientras el párroco y el otro joven estaban en la habitación ya que habían ido para ver unos cuadros. En ese momento, Guillermo Luquín habría comenzado a desvestirse y luego se empezó a masturbar encima de la cama mientras lo invitaba a mantener relaciones sexuales.
Según detalla Infobae por las declaraciones, el muchacho se negó y que fue en ese instante en el que Luquín se habría abalanzado sobre él para abusarlo. Fue entonces cuando se inició el forcejeo. Una vez que su pareja apareció en escena, habría agarrado el velador de la habitación y se lo impactó en la cabeza al diácono.
El detenido dijo que Luquín habría tomado un cuchillo que tenía en la habitación y trató de atacarlos a puntadas. Allí se produjo un nuevo forcejeo y terminó con Luquin desvaneciéndose a causa de las heridas mortales. El joven habría afirmado que en ese momento ambos decidieron huir del lugar.
La denuncia de acoso e intento de abuso podría ser fehaciente ya que el propio hermano de Luquín, residente en Córdoba, reconoció que el religioso tuvo una denuncia en su contra en las redes sociales en la que se lo acusaba de haber intentado llevar a un menor de edad a un lavadero para abusar sexualmente de él. Aunque esa denuncia nunca fue efectuada ante la Justicia.
Precisamente, el trabajo de los peritos forenses fue clave, ya que las detenciones se pudieron producir gracias a la identificación de las huellas dactilares de los detenidos en los vasos de gaseosa utilizados durante esa noche.
Durante la mañana de hoy, los dos jóvenes comenzaron a prestar su declaración indagatoria ante el fiscal Gerardo Mohoraz, de la UFI Nº 6 de Lomas de Zamora.