Se trata de Ariel Salazar, de 28 años quien dijo que posiblemente hubo errores de distracción en su rutina.
Varios días después de la tragedia, Ariel Salazar, el piloto que llevaba a Natalia Vargas en su parapente cuando cayó al vacío, dio su versión. Primero se reunió con Juan José Vargas, padre de la médica de 28 años, para hablar sobre el hecho y Vargas le pidió que aclare cómo fue el accidente.
El hombre con 28 años de experiencia en vuelo libre, comenzó con el aladeltismo y luego con el parapente: asegura que no entiende cómo ocurrieron las cosas, pero admitió que pudo haber un error humano y una distracción al momento de armar el equipo.
En declaraciones periodísticas, Salazar buscó aclarar porque usó la palabra “pánico”, pedido específico del padre sobre el hecho, al señalar que “estábamos volando y en un momento ella se da cuenta de que no estaba enganchada y comenzó a desesperarse. Intenté tranquilizarla, porque pensaba que estaba mal sentada. Cuando traté de ayudarla me di cuenta de que no estaba enganchada… Atiné a agarrarla lo que más pude, pero cayó. Aclaro que esto no sucedió porque ella haya tenido un ataque de pánico, sino que ella tuvo miedo y se desesperó cuando vio que no estaba enganchada”.
Salazar fue coincidente con los dichos de Sergio Bujhaza, responsable del Club de Vuelo Libre Los Caranchos, al explicar que en los momentos previos al despegue hubo varios elementos externos que cambiaron la rutina y distrajeron su atención. Recordó que en el momento de estar poniendo las “perneras”, los elementos de seguridad clave que sujetan las piernas y hacen que el pasajero esté sentado, la muchacha le pidió que la dejara ir junto a su amiga –que también iba a volar en ese momento- para darle instrucciones en alemán.
“Ese fue un momento de distracción de mi rutina (de armado del equipo), pero para mí estaba totalmente enganchada. Para mí sí le puse la pernera, no entiendo en qué momento se pudieron haber soltado”, sostuvo el piloto, quien reconoció que de estar bien colocados los arneses, muy difícilmente se suelten en el aire.
El piloto admitió que “pudo haber un error humano, una distracción”. Asimismo aceptó que esto puede traerle consecuencias. Reconoció que “fue una fatalidad” y por ello “estoy a disposición de la Justicia”. Destacó que participó en el operativo de búsqueda posterior desde un parapente como pasajero y “entiendo que tiene que haber una investigación y asumo las consecuencias”.
En cuanto a su futuro en la actividad dijo que no está en condiciones de pensarlo y agregó que “las imágenes que tengo en mi cabeza son espantosas”. Tampoco tiene respuesta para el futuro de la actividad en Loma Bola y cómo controlar la rutina previa a los despegues.
Con información de Clarín