Allegados y vecinos de Roberto Sabo se manifestaron anoche para pedir justicia y seguridad. Al llegar hasta la esquina de la comisaría, algunos de los manifestantes retiraron parte del vallado para intentar acercarse a la seccional y hubo empujones con efectivos de Infantería que formaron un cordón humano.
Tras el crimen del kiosquero en Ramos Mejía, allegados y vecinos de Roberto Sabo, volvieron a marchar anoche y se vivió otra noche de incidentes y represión por parte de la Policía donde tiraron gases lacrimógenos.
En medio de esa tensión de protestas, el ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, explicó: “Tuvimos que tirar gases porque si la gente prende fuego la comisaría se calcinan todos los detenidos”.
Marcha y represión
Con el pedido de “justicia”, “seguridad”, aplausos e insultos, la marcha se hizo desde el kiosco hasta la comisaría de Ramos Mejía, ubicada a unos 300 metros de la escena del crimen, donde había un fuerte operativo policial con un vallado montado una media cuadra a la redonda.
Al llegar hasta la esquina de la comisaría, algunos de los manifestantes retiraron parte del vallado para intentar acercarse a la seccional y hubo empujones con efectivos de Infantería que formaron un cordón humano.
Hubo fuertes momentos de tensión, aplausos, gritos y algunos empujones. Incluso la policía lanzó gas lacrimógeno sobre los vecinos que se abalanzaron sobre ellos. Finalmente, cerca de las 22 la manifestación se desconcentró.
Cuál es la situación de la pareja sospechosa de asesinar al kiosquero de Ramos Mejía
El principal sospechoso del crimen, Leandro Daniel Suárez, se negó a declarar este lunes, aunque según fuentes de la investigación citadas por la agencia Telam se echó a llorar e imploró que no le pidan una condena a cadena perpetua.
“Por favor, no me pidan la prisión perpetua. Me quiero morir”, habría dicho Suárez ante el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza.
Suarez fue imputado por “homicidio agravado criminis causa por el uso de arma de fuego” y robo calificado, hurto de vehículo, portación ilegal de arma de fuego de uso civil y portación ilegal de arma de guerra, todo ello agravado por la “participación de un menor de edad”, una adolescente de 15 años que lo acompañaba y que actuó como “campana”.
En tanto, la chica fue trasladada a un instituto de menores de la localidad bonaerense de San Martín al ser inimputable.