¿Debe el poder llevar consigo necesariamente una connotación negativa? ¿Está acaso asociado para todos a las mismas cosas? Daniela Furst explora en este libro aquellos lugares donde se genera o generamos poder y desde donde construimos subjetividad: las palabras, la familia, el amor. Cada uno se afirma en relación con los demás y ese mismo gesto, ese «poder», lo sostiene.
Se trata de un libro que nos interpelará permanentemente porque la palabra misma que lo titula se abre a las significaciones: es un ente abstracto o es el verbo que se refiere a las concreciones. De seguro, no es -solamente- el afuera, sino más bien un campo de habilitación de recursos internos para relacionarnos con ese afuera.