En la vida cotidiana y con justa razón vivimos criticando las instituciones, la política y la Justicia y sus funcionarios. Siempre decimos que necesitamos una mejor calidad de servicio de Justicia: pedimos que nos comprenda y que no solamente hable por sus sentencias, una que haga historia como la supimos tener. Pedimos una Justicia intachable, una Justicia que sí.
El domingo pasado falleció uno de los representantes de esta Justicia que sí. Seguramente no lo conocían tanto porque tenía perfil bajo, era una persona austera, y ha estado en los medios de comunicación en los últimos años porque ha hecho mucha autocrítica de los jueces y fiscales, del funcionamiento de la Justicia y el servicio.
Les estoy hablando del fiscal federal Federico Delgado, que falleció a los 54 años debido a un cáncer de pulmón que le apareció a principio de año y en los últimos 25 años ha estado en su despacho del 5° piso de Comodoro Py.
Abuelas de Plaza de Mayo lo saludó en estos días por su compromiso con el proceso de la Memoria, Verdad y Justicia y, cuando los despidieron por su muerte remarcaron: “Ojala que su ejemplo viva en las nuevas generaciones dentro de los Tribunales”.
